AL DESCUBIERTO
Physical Theatre
UNA DANZA PARA TODOS
Y PARA NADIE
Estreno en el Festival Surge Madrid 2020
LENGUAJES RELACIONADOS CON EL MOVIMIENTO
Y LA CREACIÓN ESCÉNICA MULTIDISCIPLINAR
DOSIER
©Juan Carlos Toledo y Danilo Moroni
Con Una danza para todos y para nadie, una obra de danza butoh, exploramos en movimiento las preguntas que el profeta Zaratustra lanza como flechas al pueblo, y trasladamos a nuestra experiencia corporal lo que nos ha atravesado intimando con el pensamiento de Nietzsche. Con esta obra quisimos tocar a nuestro propio Zaratustra: para deshacernos del mundo celestial y su dios, para ver cara a cara la mediocridad y la resignación, para ir hacia la superación del animal humano e intuir una criatura por venir.
Danzamos para dimitir el esfuerzo impuesto por la tribu del malvivir que exige sostener identidades, mitos, cuentos y ficciones. Danzamos porque repudiamos el clan que reclama sacrificios para aumentar sus fantasías de inmortalidad, su progreso, su futuro, su terror. Nosotros no significamos, no justificamos, no narramos ni convencemos. No vamos a ayudarles a comprender. No arrojamos luz. No ordenamos. No pedimos limosna ni mendigamos atención. Nosotros no creemos en el sentido, no apartamos la mirada del espanto que inspira esta vida in fondo. Eso. Eso veréis: nuestra mirada. Nuestros ojos desamparados. Nuestro miedo, el sudor en la palma de nuestras manos, nuestros pies sucios, nuestra miserable manera de amar, nuestro intento torpe de gritar Sí hasta los confines del universo y hasta la taciturna retaguardia celular, y hasta nuestros patéticos secretos desprovistos de originalidad. Vais a ver fragilidad, vulnerabilidad, presencia, brillo, fracaso, fuerza, animales, insectos, polvo de estrellas, demonios, fantasías, locura, belleza. Simpleza. Sencillez. Salvajismo. Saliva. Sudor. Pavor. Nacimientos. Gritos y susurros. Danza.
©Javier L Navarrete
Fragmento de la entrevista sobre la obra en la revista Godot. Entrevista completa se puede leer en:
"No pretendemos escenificar una visión filosófica. No queremos explicar a Nietzsche, ni medirnos con él, ni narrar el viaje de Zaratustra. En Nietzsche, que afirmaba no ser un ser humano sino dinamita, todo pensamiento es emanación de una organización fisiológica. Todo pensamiento es síntoma del subconsciente corporal. El libro que Peter Sloterdijk dedica a Nietzsche se titula El Pensador en escena. Pensar filosóficamente siempre es una escenificación del cuerpo, tal es la enseñanza del que filosofaba con un martillo. Pensar es un movimiento entre esto y lo otro, entre el pasado y el futuro, y el mundo es la gran escena donde nuestros pensamientos corporales entran en conflicto, en relación, en danza, en juego. La vida que llevamos delata nuestra manera de pensar. Podemos opinar diferente, podemos identificarnos con miles de discursos distintos, podemos llegar a ser un catedrático de lógica y pensar muy poco. El lugar donde vives, cómo te desplazas, qué comes, cómo vistes, qué movimientos y qué trayectorias encarnas en el mundo, la textura micropolítica de tus relaciones, ahí se ve qué piensas. Lo otro es solo viento, la verbalización de la opinión no es pensamiento. Y, siguiendo a Deleuze y Guattari, observando que pensar significa pensar de un modo diferente, llegamos a la conclusión de que hay poco pensamiento hoy en día. Pensamos todos igual porque vivimos más o menos todos del mismo modo. Y será cada vez más difícil escenificar en el mundo un pensamiento a través del cuerpo encarnado. Pensar nace. Pensar se escapa a través de las grietas. Y cada instante la vida ciudadana se hace más perfecta, más inmune al pensamiento que la expone a su otro. Nosotros danzamos para mantener viva la alteridad en el cuerpo, danzamos para perdernos, danzamos para soplar sobre las brasas de la vida anónima e inapropiable que da sentido a la existencia del sujeto individual. Danzamos para desposeernos. Nos hemos inspirado en Zaratustra para poner en escena un ejercicio de desposesión subjetiva. En este sentido, no hubo mucha dificultad, más que cuadrar horarios y encontrar salas. Zaratustra es una dinamita y leerlo en danza te pone en un gozoso peligro. La cuestión más difícil, el desafío más necesario es realmente cómo seguir pensando en un mundo con cada vez menos distancia, cada vez más acabado, sin futuro ni pasado. ¿Cómo escenificar pensamiento en un mundo tautológico que encuentra su sentido en la perpetuación de sí mismo? Esa es la pregunta. Danzar en escena no es la respuesta, obviamente, pero por lo menos mantiene la pregunta viva."
Jonathan Martineau